¿Compras apio y luego no sabes qué hacer con él…pasan los días y se te acaba estropeando?
¿O no distingues el apio del puerro? ¿O nunca antes has oído hablar del apio?
Te propongo introducir en tu alimentación este superalimento.
En esta receta el protagonista es el apio. Es sencilla, fácil, rápida y está muy rica.
Pruébala y aprovecha para desarrollar tu creatividad, puedes modificar algunos elementos según tus gustos. Pero permite que el apio sea la verdura protagonista: tu cuerpo te lo agradecerá.
Tiene numerosos beneficios: para la piel, la salud cardiovascular, el índice glucémico, la salud renal, la depuración hepática, por su riqueza en fibra, es saciante y remineralizante…
Pero sé que hay muchas personas a quienes les cuesta introducirlo en su alimentación por su sabor en ocasiones amargo (en especial las hojas más verdes) y también porque lo compran pero luego no saben qué hacer con él, y al final lo tienen que tirar.
El apio se puede consumir de muchas maneras: crudo, licuado, fermentado, macerado, cocinado…
Cómpralo siempre ecológico (es más, te diría que si no lo es, lo evites) ya que es de los alimentos más contaminados por gran cantidad de pesticidas.
Para conservarlo muchos días fresco, pon bajo el grifo un trapo de algodón, mójalo bien y luego escúrrelo. Envuelve en el trapo húmedo el apio entero, incluidas las hojas, y mételo en la nevera. Te durará muchos días…¡pero no eternamente!
Por cierto, del apio no se tira nada, es una verdura de la que se puede aprovechar todo. Y cuando digo todo es todo: los tallos, las hojas y el corazón, que es lo más tierno.
En esta receta te explico cómo utilizar los tallos, pero guarda las hojas para hacer caldos, para añadirlas bien picaditas a las ensaladas o para otras recetas. Las más oscuras, que son las externas, tienen un sabor más dominante, así que ten en cuenta esto para tus ensaladas, y empieza de a poquito 🙂
Ingredientes
- Un manojo de tallos de apio (unos 400 gr.)
- Medio puerro
- Agua de la cocción
- Sal marina sin refinar
- Pizca de pimienta
- Aceite de oliva virgen extra
- Semillas de sésamo tostado
Procedimiento
Lava los tallos de apio, y córtalos en rebanadas de uno o dos cm aproximadamente.
El apio tiene unas fibras muy filamentosas, si no tienes una buena batidora, puedes quitarle antes las fibras y luego cortarlo. Pero si no te dan problemas las fibras, mejor dejarlas.
Cuece con un poco de agua el apio y el medio puerro hasta que estén tiernas las verduras.
Bate con parte del agua de la cocción (a tu gusto la consistencia), la sal, la pimienta y el aceite. Sirve con semillas de sésamo tostado y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
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