En estos días de incertidumbre que vivimos, o en los que somos aún más conscientes de la incertidumbre de la vida, quiero compartir contigo una técnica sencilla y asequible: la germinación. Introducir germinados en tu alimentación es un regalo de la Naturaleza, y hacerlos en casa es más asequible y sostenible, pues te ahorras el envase de plástico en que los venden, con lo que te estás haciendo un favor, a ti y a todxs lxs habitantes de este planeta 🙂

Germinar es activar la vida.

Es muy fácil germinar en casa y regalarte alimentos saludables, llenos de energía vital, vitaminas, enzimas, minerales, etc., que por el proceso de la germinación son más biodisponibles para nuestra asimilación porque están «predigeridos». Sus componentes, como los hidratos de carbono o las proteínas, se han disgregado y son por tanto más fáciles de asimilar. En el caso de las lentejas, su contenido en vitamina C aumenta de manera exponencial, y ésta ayuda a una mejor asimilación del hierro por parte de nuestro organismo. Los germinados son alimentos vivos, una opción sencilla y sabrosa que potencia nuestro sistema inmune y ofrece diversas posibilidades culinarias; ensaladas, aderezo para sopas y cremas, relleno para bocadillos, en salteados de verduras, fermentados…

Hay diferentes tipos de germinadores, pero no son indispensables, y menos si vas a empezar con esta técnica, así que vamos a lo fácil, necesitas:

• Semillas (lentejas, judías mungo, alfalfa…)
• Un cuenco
• Colador
• Trapo
• Agua de calidad (mejor sin cloro)

Procedimiento

1. Deja las semillas (unas 2-4 cucharadas) en remojo una noche
2. Al día siguiente enjuágalas y colócalas en un colador, y éste sobre un cuenco.
3. Tápalas con un trapo o un plato y enjuaga 2 veces al día

Dependiendo del clima y temperatura, en unos tres o cinco días, tendrás los germinados. Para las lentejas que ves en la imagen han hecho falta tres días, y ya están para consumir. Si las dejamos en exceso, pueden amargar.