Quiero compartir contigo una poderosa herramienta que bien utilizada puede transformar tu alimentación y por tanto tu vida: el diario de Alimentación Consciente.
El diario es una herramienta muy útil, porque te cuenta verdad.
Me explico: puedes tener una idea de cómo te estás alimentando, pero esa idea no suele corresponderse con la realidad. ¿Serías capaz de escribir detalladamente todo lo que has comido y bebido durante los últimos tres días? ¿Y podrías describir las emociones que has sentido a lo largo de esos tres días? ¿Y tus sensaciones físicas? ¿En qué estaba tu mente enfocada o si por el contrario estaba muy dispersa?
Puede que te acuerdes de algunas cosas, pero solemos olvidarlo, y cuando reflexionamos sobre ello, no solemos contarnos verdad. Así de sencillo. Y muchas veces no somos conscientes de que nos estamos engañando. Y créeme, lo hacemos. Puedes optar por seguir ignorando la manera en que te estás alimentando, en definitiva, el modo en el que estás viviendo. O puedes tomar acción y empezar un camino de transformación que potenciará tu salud y tu energía.
Me pasa a menudo con clientes que dicen que según ellos comen bien, y después de hacer un registro se sorprenden con los resultados: -“Yo creía que comía mejor…”
En realidad la gran utilidad de esta herramienta, bien utilizada, es que hace una fotografía de cómo te estás alimentando en estos momentos, y te da una información muy valiosa para saber de dónde partes. Y esto es crucial. Es crucial porque para introducir cambios de hábito duraderos en el tiempo hay que hacerlo de manera paulatina, ir avanzando poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Con idas y venidas, pero con compromiso, y ocasionalmente cierta flexibilidad si es necesario. Todo ello forma parte del proceso.
Siguiendo la valiosa premisa “Primum non nocere”, o lo que es lo mismo, “Lo primero es no hacer daño”, se trata de comenzar una ruta, un camino propio, donde los cambios sean asumibles, y no impliquen sufrimiento, ausencia total de disfrute, y gran esfuerzo. O lo que es lo mismo, ausencia de amor, de cuidado, de autoescucha y de compasión.
Si al emprender la transformación de tu alimentación das un salto muy drástico sin tener en cuenta que se trata de un proceso, lo más probable es que acabes abandonando y sintiendo frustración. Puede incluso ser contraproducente en caso de que tu alimentación sea muy poco saludable, y someterte a un estrés innecesario o a una crisis de desintoxicación, con gran malestar físico y emocional. Recuerda: la prisa mata. La prisa muchas veces no nos permite avanzar, porque nos ciega en la búsqueda de resultados instantáneos que no se adaptan a la realidad. Y ésta es que todo requiere de un tiempo, tal y como nos muestra sabiamente la Naturaleza. Si llevas muchos años moviéndote por inercia, date tiempo para cambiar el rumbo y dirigirte hacia donde realmente quieres ir. Pero date tiempo.
Muchas veces busqué asesoría para perder peso y me dieron en la misma visita una hoja con una dieta (de calorías) sin preguntarme en ningún momento cómo me estaba alimentando. En aquella época comía muy mal, aunque no era plenamente consciente de ello, y las dietas que me “recetaban” suponían un salto tan drástico que me hacía abandonar a las pocas semanas. ¿Te suena?
Sí puedo decir que no eran dietas saludables en absoluto, no solo por ser restrictivas en calorías, sino porque también incluían refinados y productos ultraprocesados bajos en grasas. Un desastre.
Antes de empezar el proceso para transformar tu alimentación es fundamental saber primero qué te mueve, para qué lo haces, y luego tener conciencia de dónde partes.
Para llegar a este punto de partida se requiere de compromiso y sinceridad, siempre desde el no juicio, como un mero observador que toma notas, sin juzgar, con curiosidad, mirándose desde fuera mientras se acompaña. Y lee con atención, pues esto es importante: no se trata de modificar nada, sino de describir el momento presente, fiel a la realidad, que te dará esa información tan valiosa que es saber de dónde partes para saber a qué te quieres acercar, por dónde comenzar tu propio camino. Ten siempre presente que la alimentación es un camino, no una meta. Que puedes transformar en una poderosa aliada, una herramienta de autoconocimiento que te hará llevar una vida más consciente, en definitiva, más plena.
Esta poderosa herramienta no es para utilizarla en tu contra, para juzgarte y hacerte sentir mal. Desde ese lugar es más recomendable no utilizarla. Más bien al contrario, reconócete el hecho de querer mejorar tu bienestar, tu salud, tu cuidado, y por ello tomar acción. Es la mejor manera, la de empezar a cuidarte desde el amor propio. Da este paso con sinceridad, sin juzgarte.
Tomando asimismo como premisa que la alimentación no es única y exclusivamente solo aquello que comemos, un buen registro nutricional diario debe tener también en cuenta información sobre cómo te sientes, tanto física como emocionalmente, tu actividad física, o el tránsito intestinal, entre otras cosas. Puedes personalizarlo según tus preferencias, añadiendo o quitando categorías que te parezcan de especial relevancia. Una parte importante del registro diario es la de los agradecimientos. Piensa y siente cada día todo aquello que puedes agradecer, y a quién. Agradecer todo aquello que nos hace crecer, evolucionar, nos conecta con la abundancia.
Concédete cada día tiempo para ti, y tómate unos minutos para rellenarla. Un buen momento es por la noche antes de dormir, o después de cada ingesta.
Un registro de entre tres y cuatro semanas te dará una valiosa información del momento en el que estás.
Lo ideal, si te va bien, es integrar este hábito desde ahora. Así podrás comprobar que hay patrones que suelen repetirse, o entenderás qué alimentos no te sientan bien, o verás de qué manera afectan o no tus emociones a la manera de alimentarte.
Te recomiendo imprimirla y rellenarla a mano, pues el efecto de la escritura manual es más beneficioso, aunque también lo puedes hacer con el ordenador. Lo importante es tomar acción. Te animo a ponerlo en práctica durante cuatro semanas para ver toda la información que te aporta y desde allí, decidir qué quieres hacer con ella, valorar tu momento y ver qué ruta quieres tomar.
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