«La curiosa paradoja es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar».
Carl Rogers
Si estás leyendo estas líneas, es probable que hayas hecho numerosas dietas a lo largo de tu vida, pero siempre has acabado recuperando el peso o incluso más. El conocido efecto yo-yo, el llamado efecto rebote. Puede que hayas probado dietas muy distintas (altas en proteínas, bajas en grasa, bajas en calorías… y un largo etcétera). Pero como digo, al final siempre has vuelto al punto de partida, y en muchas ocasiones ha sido un camino de sufrimiento que en realidad te ha generado más ansiedad, más infelicidad, incluso frustración y desesperación. ¿Cuántas veces te has exigido el cien por cien y no has sido capaz de cumplirlo? Y como consecuencia te has sentido miserable, porque ha habido algo, una fuerza mayor, incontrolable, que ha hecho que te saltaras esas normas impuestas para lograr tu objetivo, que era única y exclusivamente perder peso.
Ves incluso el problema como algo tuyo, que no eres capaz de solventar, y sigues pensando en ponerte a dieta, porque crees que es la única manera de perder peso, que es lo que estás viviendo como tu principal problema. “El lunes empiezo”, “Mañana empiezo”, “Después de las fiestas empiezo”, “Ya nunca más voy a comer tal o cual cosa”…¿te suena?
Lo conozco de primera mano, lo he experimentado, perdí la cuenta de las dietas que hice a lo largo de mi vida. Nunca me funcionaron, o lo hicieron temporalmente, pues siempre volvía a recuperar el peso con algún kilo de más.
Pero…¿por qué las dietas restrictivas para perder peso no funcionan? ¿Por qué la mayoría de la gente recupera el peso perdido o incluso más?
Antes de profundizar en una de las principales causas de por qué no funcionan, me parece importante mencionar que el origen de la palabra dieta proviene del griego diaita y hace referencia al estilo de vida. Es por tanto preciso distinguir los términos dieta entendida como un régimen restrictivo, que es el que se suele emplear hoy en día, vs. dieta entendida como estilo de vida. Hacer esta distinción es de gran importancia.
Y para que me entiendas, yo no soy dietista, es decir, no pongo dietas.
Si hacemos referencia al estilo de vida, como seres humanos que somos, es fundamental entender que tenemos cuatro áreas o energías diferentes, que parten desde lo más denso a lo más sutil: física, emocional, mental y espiritual. Estas cuatro áreas están presentes en nuestra vida, nos acompañan allá donde vayamos, y para llevar una vida más plena y favorecer su equilibrio, es preciso tenerlas en cuenta. Son nuestras grandes maestras, nos susurran, nos hablan o incluso nos gritan si es preciso. Lo que ocurre es que muchas veces no las tenemos en cuenta porque simplemente ni las oímos. Tampoco nos han enseñado a escucharlas. Podemos decir que son como las cuatro patas de una mesa, y que si alguna se desequilibra, como consecuencia, la mesa cojea.
El principal error: la alimentación como meta
Uno de los principales errores y que constituyen una razón de peso, (valga la redundancia), es el concebir la alimentación para perder peso como una meta: cambiar tu alimentación, con un gran esfuerzo, con mucha fuerza de voluntad, pensando en algo temporal para una vez logrados los objetivos de peso, volver al punto de partida. Parece obvio que volver al punto de partida no tiene mucho sentido.
El hecho de alimentarse, cosa que hacemos varias veces al día durante nuestra vida, no puede ser una meta sino un camino. Piénsalo. Entender este error de concepto es de vital importancia y te colocará en una situación realista, con sentido. Como en todo camino, habrá momentos en los que te desvíes, y estará bien, sabiendo que puedes volver a retomarlo de nuevo. En la vida, en el camino, nos pasan cosas, y esto afecta por supuesto también al modo de alimentarnos. Tu momento vital cambia si estás haciendo una mudanza, te acabas de separar de tu pareja o estás fuera de viaje y no puedes cocinar. Y como consecuencia puede cambiar el modo de alimentarte durante ese proceso. La buena noticia es que también puede ser una herramienta de autoconocimiento, que favorezca tu nutrición personal y espiritual: una poderosa aliada que puedes utilizar a tu favor al transitar el camino de la vida si sabes cómo hacerlo.
Si tu único objetivo es perder peso y buscas solo el resultado, sin entender y aceptar que es un proceso que lleva su tiempo, ese único objetivo está abocado al fracaso. O será única y exclusivamente temporal. No sé si lo sabes, pero está demostrado que cuanto más rápida es la pérdida de peso, más pronto se recupera. Tiene sentido. Nuestro cuerpo es una máquina fascinante, perfecta. Tu cuerpo lucha por la supervivencia, y si se siente amenazado, como consecuencia comienza a acumular grasa para poder tener reservas.
Perder peso y mantenerlo de manera saludable es una consecuencia de aprender a comer integrando tu esencia, escuchándote y amándote. Y para ello es fundamental no poner un límite de tiempo. La alimentación es un viaje, como la vida misma, que te acompaña cada día.
Muchas veces admiramos a otras personas cuando vemos algo que han conseguido y queremos también conseguir pero no estamos dispuestos a comprometernos con el proceso (si lo vemos, es por lo tanto el resultado de algo, de un proceso, de un cambio de hábitos, de algo que lleva su tiempo).
La prisa mata. Vivimos actualmente en la era de la impaciencia, de la búsqueda de resultados inmediatos, en el “lo quiero todo y lo quiero ya”. Pero la vida, la Naturaleza, son sabias. Así como el árbol necesita su tiempo para crecer, todo lleva un tiempo, un proceso, que a veces será más o a veces será menos, dependiendo de dónde partamos.
La alimentación consciente, integrada por tanto en las cuatro áreas (física, emocional, mental y espiritual) se puede transformar en una bella herramienta de autoconocimiento para utilizarla a tu favor, donde los alimentos y la manera de relacionarte con ellos sea nutritiva para tu cuerpo, tu mente, tus emociones, tu alma. Y lo más importante de todo: el disfrute. El camino de la alimentación, de esta compañera tuya de por vida, tiene que ser disfrutado, hay que acercarse sin prisa, según el lugar en el que te encuentres, para poder permanecer a su lado para siempre.
Si sientes que ha llegado el momento de cuidarte y comprometerte con tu autocuidado, te ayudo a potenciar tu salud y controlar tu peso dentro de un amplio abanico de posibilidades. A diferencia de las dietas estandarizadas, que pretenden ir bien a todo el mundo, te ofrezco un proceso de aprendizaje personalizado y adaptado exclusivamente a tu estilo de vida y momento vital 🙂
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