A menudo vienen a mi consulta clientes que, según me dicen, quieren comer saludable.
Pero el objetivo, es bastante vago…poco concreto. De hecho yo siempre les pregunto, ¿qué es para ti comer saludable?
Las respuestas no son tan variadas, en ellas se palpa la resignación, la convicción del esfuerzo, autoexigencia, disciplina y total ausencia de disfrute que según su creencia, ello implica. El convencimiento absoluto de “voy a tener que comer lechuga y tomate a partir de ahora”.
Y bueno, pues nada más lejos de la realidad. La Alimentación Saludable Consciente no va de eso.
Y es algo que puedes descubrir por ti, a través de tu propia experiencia, durante el proceso.
Comer saludable puede tener tantas definiciones diferentes como las personas que lo practiquen. Y es que cada persona es única, y aunque es obvio que hay unos mínimos para definir el hecho de comer saludable, siempre hay que tener en cuenta la individualidad y el momento vital de la persona. Comer saludable, no va de solo determinados tipos de dieta, pues considero que es una manera sesgada de ver la alimentación.
Comer saludable tiene relación directa con tu esencia; la conexión corporal y emocional, la autoescucha, el respeto, el cuidado, la flexibilidad y el disfrute. En realidad, comer saludable está más relacionado con el hecho de quién lo hace, qué come, cuánta cantidad, de qué manera, y para qué. En equilibrar estos elementos entre sí.
Los alimentos, son alimentos, así de sencillo. No hay alimentos buenos ni malos, todo depende del contexto, el tipo de alimento en ese contexto, la cantidad del mismo, la manera en que se consume, el objetivo que se persigue y sobre todo, quién es el protagonista.
Si haces mucho deporte, si tienes una vida muy sedentaria, o si tienes problemas de salud o no te sientan bien ciertos alimentos, tu propia alimentación saludable será distinta. Aquello que a ti te va bien, será diferente según cada caso. Y lo que te va bien a ti, para otra persona puede ser como un veneno.
Antes de seguir, creo que es importante tener en cuenta la distinción entre alimento y comestible. Alimento es aquello que te nutre, que además de macronutrientes y micronutrientes tiene también energía del aire, el sol, el agua…energía vital. Los ejemplos más claros, aunque no los únicos, son la fruta y la verdura preferentemente ecológica y de proximidad. También las grasas saludables como el Aceite de Oliva Virgen Extra, el aguacate, o las semillas de lino. O si tu alimentación es omnívora, la carne ecológica de pasto, el pescado azul salvaje, los huevos ecológicos…
Sin embargo, un comestible es algo que aunque se puede comer, no implica nutrición. Son los ultraprocesados, que están totalmente desvitalizados, y en lugar de añadir energía vital, lo que hacen es robártela. La consecuencia es que el abuso de ultraprocesados hace que entres en un círculo vicioso precisamente porque no te nutren, y tu cuerpo pide nutrición, con lo que no logras saciar tu hambre. Si llevas mucho tiempo basando tu alimentación en ultraprocesados, puedes creer que tu cuerpo te pide comida basura, pues si lo has acostumbrado a ello es, como digo, un círculo vicioso que se retroalimenta. A menudo las personas que abusan de comestibles desvitalizados, tienen siempre hambre. Sobrepeso y desnutrición pueden tener una relación directa. Ese hambre es una señal de que tu cuerpo está desnutrido y te está pidiendo nutrientes: comida real.
Y por si fuera poco, suelen estar envueltos en plásticos tóxicos que dejan residuo en tu cuerpo y en nuestro planeta. Parece que no son una buena opción, o en cualquier caso como algo muy excepcional.
La importancia de la conexión con tu cuerpo es imprescindible para tener una alimentación saludable. Si estás en conexión, si lo escuchas, tu cuerpo te pide nutrición, sabe qué es lo bueno para ti, y también te avisa de que está saciado cuando no requiere de más comida. Nacemos con esa sabiduría, los bebés lloran cuando tienen hambre, y dejan de comer cuando están saciados. Los niños pequeños durante los primeros años también…
Pero suele ocurrir que en la edad adulta hemos perdido esta conexión corporal, y también con nuestras emociones. Por lo que muchas veces comemos porque es la hora, o porque necesitamos calmar la mente, o simplemente por aburrimiento, por ansiedad…
Si estás en conexión con tus emociones también puedes distinguir el hambre real, física, del hambre emocional, y darte cuenta de qué parte de ti necesita ser nutrida emocionalmente.
La Alimentación Saludable Consciente integra la manera de alimentar tu mente, tus emociones, tu esencia, y no se centra solo en el cuerpo físico. Como seres humanos tenemos estas cuatro energías que tienen que estar en equilibrio para tener una vida más plena.
Estas cuatro energías, física, mental, emocional y espiritual son parte de ti, cada una necesita ser nutrida para estar en equilibrio. Por tanto, en una Alimentación Saludable Consciente son igualmente importantes. Lo bueno es que puedes partir de lo físico, el cuerpo, para conectar con las otras energías, a través de la alimentación. Los alimentos también influyen en nuestras emociones y pensamientos.
Claro que también puedes ignorarlas y seguir como hasta ahora, buscando dietas rápidas si tu objetivo es perder peso, para volver al efecto rebote, y vuelta a empezar. O seguir una alimentación mental basada en lo que consideras que es comer bien, porque lo has leído o te lo han contado, pero sin escuchar a tu cuerpo ni emociones…tú eliges.
Si has decidido transformar tu alimentación para potenciar tu salud y energía a través de la Alimentación Saludable Consciente, estaré encantada de acompañarte en tu proceso 🙂
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