Adoro la pasta italiana. Me encanta. Si me das a elegir entre pizza y pasta…me quedo con ésta última. La pasta es un alimento de mi infancia, en mi casa se preparaba a la italiana, siguiendo los estrictos rituales de puntualidad: una vez hecha, siempre al dente, se colaba y se comía enseguida, antes de que se pasara. Es algo que cuesta entender fuera de Italia, que la pasta hay que cocinarla y comerla enseguida.
Y la verdad, desde que hace unos años empecé una alimentación sin gluten, no he encontrado ninguna pasta decente para mi gusto. No son lo mismo, enseguida se pasan de cocción, se quedan pastosas o se deshacen. Si sabes de alguna recomendable, te agradeceré que me dejes la información en comentarios, me encantaría probar 🙂
El caso es que hasta hoy había mirado con recelo los espaguetis de calabacín porque me parecía algo “ofensivo” llamarlos así en comparación con la deliciosa pasta italiana.
Pero hoy ha venido a comer un amigo que tiene diabetes y además no ama precisamente las verduras (más bien les hace ascos) así que para mí el reto era preparar una comida baja en hidratos de carbono y sin gluten pero con muchas verduritas bajas en carbohidratos preparadas de manera rica. Es lo que tiene ser una verdulera de vocación, que quieres desterrar la creencia de que comer verdura es insulso, aburrido y triste.
Así que hoy he decidido darle una oportunidad a los “espaguetis” de calabacín. Y me han sorprendido gratamente. ¡Y a mi amigo también! Han sido todo un exitazo. Por supuesto no son pasta ni comparables en absoluto con la pasta italiana, pero están riquísimos y son muy ligeros. Y a lo mejor de lo que se trata es de eso, de no hacer comparaciones, sino de soltar prejuicios y disfrutar.
Por mirar la parte positiva, tienen muchas ventajas en comparación con la pasta:
- No requieren cocción, pues los puedes comer crudos
- Son fáciles de digerir
- Son una opción muy versátil para combinar con lo que te apetezca (carne, pescado, verduras, huevo…)
- No tienen gluten
- Son bajos en carbohidratos (pueden ser muy buena opción en caso de diabetes)
- Es un alimento vivo, que conserva todas sus vitaminas y minerales intactos
Una vez preparado el calabacín, con forma de espaguetis, le he añadido simplemente salsa de tomate casera muy caliente y luego por encima el queso rallado, en este caso Grana Padano. Esto hace que el calabacín se “cocine” ligeramente pero no suelte excesivo líquido.
También puedes pasar antes por la sartén el calabacín, pero soltará líquido al calentarse y su consistencia será más blanda. Es opcional.
Ingredientes
- 2 calabacines medianos
- Queso rallado al gusto (Parmiggiano, Grana Padano…) o su versión vegana 🙂
Para la salsa de tomate:
- Una cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 bote de tomate triturado (mira en los ingredientes que no lleve azúcar, ni harinas, solo tomate y sal)
- Orégano
- Sal de hierbas
Procedimiento
Espiraliza el calabacín y reserva. Puedes pelarlos o dejarlos con piel. Yo en este caso los he pelado, si son eco, no los peles.
Pica la cebolla y el ajo muy finitos, y saltea en una sartén con poco aceite.
Cuando esté bien pochadito, añade el tomate, sal y orégano y deja cocinar unos 15-20 minutos. Cuanto más tiempo, el sabor será más intenso, puedes añadirle agua si fuera necesario y luego dejar que reduzca.
Una vez preparada la salsa, bien caliente, colócala encima de los “espaguetis”, y luego añade el queso rallado y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. ¡Disfruta! 😉
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