Muchísima gente, como puede ser tu caso, está enganchada al azúcar refinado. Y es comprensible: ¡es un subidón!
El azúcar te ayuda a evadirte (de hecho, el alcohol es azúcar fermentada), te proporciona confort, te relaja, te puede hacer sentir bien…en un primer momento. Porque igual que viene el subidón, luego viene el bajón…y vuelta a empezar. Se convierte en un círculo vicioso del que puede resultar difícil salir.
Está a la orden del día llegar a casa después de una dura jornada, y echar mano de todo lo dulce que pilles…como evasión, como búsqueda de calma tras el estrés acumulado del día.
Muchas personas tienen este mecanismo de manera inconsciente, pero soy de las que piensan que atajar el problema solo desde el síntoma es quedarse en la superficie, y que lo suyo es ir a la causa. Quitarte el azúcar de golpe, sin entender qué te está pasando, por qué y para qué lo haces, puede crearte más ansiedad.
Pero entender la causa del comportamiento a través de esa emoción, puede darte mucha información sobre ti, sobre cómo reaccionas ante aquello que te ocurre en la vida, en qué momento vital te encuentras, por qué buscas esta compensación a través del dulce y sobre todo, insisto, en el para qué.
Hacerlo sin juicios, con curiosidad, con compasión, con respeto, con autoescucha. Lo más importante: sin flagelarte, sin machacarte, sin sentirte culpable.
A nivel corporal, el azúcar refinado lo que hace es subir el índice glucémico, al entrar gran cantidad de glucosa en la sangre, con lo que tu cuerpo tiene que hacer un gran esfuerzo para compensar, haciendo trabajar intensamente al páncreas, que segrega una hormona, la insulina, que es la “llave” para que el azúcar entre en las células.
El problema viene cuando se abusa, y hoy día suele ser así. Hay tal abuso de azúcar refinado que muchas veces en las células ya no entra más glucosa, con lo que aparece la llamada resistencia a la insulina. La resistencia a la insulina implica que al estar las células tan desbordadas de glucosa, el cuerpo, como defensa, se ve obligado a transformar ese azúcar en triglicéridos (grasas) que se van acumulando en otras partes del cuerpo que no correspondería, como por ejemplo el hígado, o el abdomen, dando lugar a patologías como el hígado graso o un exceso de grasa abdominal, y que con el tiempo puede conducir a una diabetes, a hipertensión…a grandes malestares.
Y es que el azúcar refinado, no está solo en los dulces, sino que es un ingrediente muy común y se halla en gran cantidad en los productos ultraprocesados (salsas, comida preparada, panes y bollería industrial). Así que está, podríamos decir, en todas partes.
No quiero decir ni dar a entender que te prohíbas el azúcar para siempre. No va de eso, sino de tener un equilibrio, de reducir su consumo paulatinamente y sustituirlo por versiones más saludables primeramente, y luego si es el caso, reducirlo al mínimo. Cuando empiezas a comer de manera más saludable, suele pasar que desaparecen las ganas de dulce, o cuando aparece se sacian antes, sobre todo cuando están en conexión con tu cuerpo y tus emociones.
Es importante entender que el azúcar refinado es un comestible desvitalizado, pues está desprovisto de cualquier nutriente. Y en nuestro cuerpo actúa como un ladrón de energía y de minerales. Provoca una acidificación en nuestro organismo, que se ve obligado a compensar con sustancias alcalinas, como el calcio y el magnesio.
Para empezar a reducir y minimizar el azúcar refinado en tu alimentación, te propongo algunas ideas:
- Si eres de desayunar dulce, sustituye los azúcares refinados por fruta fresca entera, con su fibra, compotas caseras o fruta secada:
Pudding de chia y compota de manzana
Crumble de semillas con arándanos
La leche vegetal industrial suele estar compuesta mayormente de agua y azúcar o tener un índice glucémico alto por el proceso de cocción.
Puedes hacerla en casa, es muy fácil:
Cómo hacer tu leche vegetal deliciosa
- Introduce en las comidas alimentos de naturaleza dulce como calabaza, pimiento rojo, remolacha, zanahoria, boniato. En las ensaladas puedes añadir zanahoria y remolacha cruda rallada, hinojo fresco, manzana, pimiento rojo.
Aquí tienes algunas recetas para inspirarte.
La calabaza es rica en fibra que alimenta nuestra flora intestinal saludable, además es rica en betacarotenos, protege la piel y las mucosas:
El pimiento rojo es muy rico en vitamina C, provitamina A y licopeno, un poderoso antioxidante que le da el color rojo y favorece la depuración. (Es una solanácea, evítalo o minimiza su consumo si tienes alguna enfermedad autoinmune):
Exquisito paté de pimientos y nueces
La lombarda con manzana es exquisita, dulce y muy suave; el color morado indica su riqueza en antocianinas, potentes antioxidantes con un gran poder depurativo y energético para los riñones:
Del boniato se recomienda un consumo moderado, pero contiene muchos nutrientes como vitaminas del grupo B, minerales y antioxidantes como los betacarotenos.
Crema de boniato super sencilla y rica
- Para la elaboración de dulces ocasionales, mejor buscar opciones saludables con fruta secada como dátiles, pasas, higos, orejones. Son alimentos nutritivos, saludables si consumidos con moderación, y ricos en minerales como el calcio, el hierro y el magnesio:
Chocolate a la taza super nutritivo y rico
Si vienes de una alimentación con muchos procesados y azúcares refinados este paso puede significar un gran cambio para ir ajustando luego a tus necesidades, momento vital y estado de salud. Por mi experiencia suelo recomendar una alimentación con tendencia a la baja en carbohidratos, con predominio de verduras, grasas y proteína saludable, especialmente si hay problemas de salud, pero estoy convencida de que el camino hay que hacerlo paso a paso, siempre priorizando de dónde partimos, pues un cambio drástico puede ser más nocivo que el beneficio que se desea.
Si has decidido transformar tu alimentación para potenciar tu salud y energía a través de la Alimentación Saludable Consciente, estaré encantada de acompañarte en tu proceso.
¡Salud!
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